Cuando contemplo esta hermosa pintura de la joven futura madre que aceptó un deber mucho más difícil que cualquier cosa que jamás se me ha pedido a mí, me pregunto cómo debo responder a la historia de María.
Sin duda, ella estaba ante un dilema con lo que le estaba pasando. Quizás pensó: ¿Por qué a mí? ¿Qué dirán mis padres? ¿Y qué de José?, ¿Quién me va a creer? ¡No estoy lista para ser madre!
Sin embargo, la escritura dice que María responde simplemente: «Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra». (Lucas 1:38, RVR).
María podría haber estado llena de temor por su vida a punto de arruinarse y sin marido. En su lugar, su respuesta fue: «Yo soy la sierva del Señor. ¡Cúmplase en mí lo que has dicho!» (RVC).
Esta pintura de María me hace pensar que debo aceptar la voluntad del Señor como ella lo hizo, con un semblante lleno de paz.
Tal vez con un simple “Sí,” encontraré la paz que el artista García-Camacho sugiere. ¿Qué es lo que el Señor pide de mí durante esta temporada navideña? La oración de María sirve de ejemplo: «Señor, yo soy tu siervo(a). Que se cumpla tu voluntad en mí».
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