Léase Evangelio según San Juan 7:37-39
Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo.
- Salmo 46:4 (RVR)
El letrero que antes leía: «Arroyo las glorias» ahora dice: «Puente las glorias». Cada vez que cruzaba el arroyo casi podía sentir la frescura de las aguas, leía el letrero y me imaginaba corrientes de aguas cristalinas. Pero que desconsuelo sentí al ver que ese cambio de letrero era una cruda realidad, pues ese arroyo al igual que muchos otros se ha secado y no volverá a correr esas aguas limpias y cristalinas que antes refrescaban ese lugar.
Me consolé al abrir mi Biblia y leer el pasaje en Apocalipsis 22:1, cuyas palabras consoladoras dicen: «Después me mostró un río limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del Cordero» (RVR).
Que bendición tener la esperanza que disfrutaremos de una vida donde las aguas limpias y cristalinas correrán y alegrarán la ciudad. Aguas que nunca se agotarán pues la presencia de Dios y del Cordero resplandecen, llenando y supliendo nuestra vida de gozo y la felicidad para siempre.
Autor
Sra. María Refugio Quevedo (California, EE. UU.)
Pensamiento para el día
Dios promete corrientes de aguas limpias y cristalinas que nunca se agotarán.
Oración
Oración: Dios, gracias por tu misericordia y por prometernos ríos de agua viva que provienen de ti. Amén.
Oremos: Para que Dios supla agua en los lugares donde no hay.
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