Léase Santiago 1.2-4
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
- 1ª de Juan 1.9 (RVR)
Iba en el tren meditando en los hechos del día. Me sentía angustiada
por un comentario airado que le había hecho a un compañero de trabajo.
No quería seguir pensando en esto, así que me volteé para hablar con un
hombre ciego sentado a mi lado. El hombre me preguntó: «Alguien me dijo
que había una mancha en mi chaqueta, pero no siento nada mojado. ¿Puede
decirme si en verdad hay una mancha?» Le confirmé que había una mancha
seca en su chaqueta.
Me puse a pensar en estos hechos entrelazados. Mi rudeza en el
trabajo era una mancha interior que no podía ver ni tocar. Decidí orar y
pedirle a Dios que me perdonara y me limpiara. También le pedí
disculpas a mi compañero de trabajo, quien me dio su generoso perdón.
Un sentimiento maravilloso se extendió sobre mí, como si hubiera
salido a la luz del sol después de un largo invierno. Supe que había
sido perdonada verdaderamente. Un hombre invidente me ayudó a ver.
Autor
Sa. Janet L. Williams (Missouri, EE. UU.)
Pensamiento para el día
El amor de Dios puede quitar todas las manchas interiores.
Oración: Fuente de toda nuestra luz, bendícenos con el perdón que nos brinda libertad de las ofensas. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
OREMOS: Por nuestros compañeros/as de trabajo.
Fuente: The Upper Room
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